martes, 14 de mayo de 2013

26. Un horno de cal del siglo XVIII

Ya podemos avanzar parte de los resultados de los análisis antracológicos y de Carbono 14 que nos permiten saber cual fue el combustible que se usó por última vez en el horno y en qué época se llevó a cabo. 

Pese a que este tipo de hornos se usaban desde época ibérica, los análisis de C14 de la última combustión nos han permitido datarlo en Época Contemporánea (1700-1900 d.C.). Si tenemos en cuenta, sin embargo, que sobre la estructura del horno se levantaba una caseta usada durante la construcción de la via de ferrocarril del siglo XIX, llevada a cabo concretamente en los años 50 de ese siglo, el horno tiene que ser anterior a esa fecha. Además, observando la presencia de varios niveles de destrucción y abandono entre la caseta decimonónica y el propio horno, lo más probable es que éste fuera usado durante el siglo XVIII o los primeros años del XIX



Por otro lado, la arqueóloga Yolanda Carrión, de la Universidad de Valencia, ha realizado unos pertinentes análisis antracológicos, es decir, de los restos de carbón de la última cocción, para determinar cuales fueron exactamente los tipos de plantas (taxones) que se utilizaron durante esa combustión. Los resultados confirman lo que ya aventuramos al inicio de este estudio -y así se muestra en las recreaciones virtuales-: son fundamentalmente matorrales de la zona (leguminosas, labiadas y jaras) y se corresponden con el tipo de combustible que necesitaban los hornos de cal tradicionales y que está documentado etnográficamente. 

Corte y transporte del matojo. Imágenes etnográficas del estudio sobre los hornos de cal de Vinarós.

Estos datos confirman la hipótesis inicial de que se trata de un horno de cal y aportan la datación cronológica. Debemos tener en cuenta que la industria de los caleros no está documentada por escrito en Montesa, por lo que este estudio muestra también cómo la arqueología se puede ocupar de enriquecer el conocimiento que tenemos sobre una época, que rebasa lo que se puede encontrar en los archivos y bibliotecas. Gracias al estudio pormenorizado de esta estructura hemos desvelado una parte del pasado histórico de Montesa que había quedado olvidada por el tiempo y, además, redimimos así homenaje al trabajo de los caleros que, hace siglos, encendieron con sudor esos hornos al pie de esta población valenciana. 

Por último, quisiera que este estudio sirva también para desmentir que sólo se pueda hacer arqueología de los restos de la Antigüedad o, a lo sumo, del medievo. La "universalización" de la Arqueología va calando poco a poco en la sociedad y en los propios arqueólogos pero todavía debe ser subrayada. No importa el cuándo o el dónde se hayan depositado unos restos: desde el momento en el que se depositan pasan a formar parte del registro arqueológico. Así, un ánfora romana partida en mil pedazos a los pies de un camino es un resto arqueológico, pero también una lata de Steinburg que reposa en la cuneta de una autopista. 



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